Descripción:
El boto es el delfín de río más grande. Los machos adultos alcanzan
una longitud y peso máximos de 2,55 m (promedio 2,32 m) y 185 kg (promedio 154
kg), mientras las hembras llegan a medir y pesar hasta 215 cm (promedio 2,00 m)
y 150 kg (promedio 100 kg). Es uno de los cetáceos con dimorfismo sexual más marcado (los machos miden y pesan 16% y
55% más que las hembras), siendo en este sentido único entre los delfines de
río, en los cuales las hembras son por lo general más grandes.
La contextura del cuerpo es robusta, pero bastante flexible; a
diferencia de los delfines
oceánicos, sus vértebras cervicales no están fusionadas, permitiéndole a la
cabeza una amplia gama de movimientos. La aleta caudal es ancha y triangular;
la aleta dorsal, que tiene forma de quilla, tiene poca altura, pero es muy alargada y se
extiende desde la mitad del cuerpo hasta la región caudal. Las aletas
pectorales son grandes y tienen forma de remo. La longitud de estas aletas le
permiten realizar movimiento circulares dándole una maniobrabilidad excepcional
para nadar a través de la vegetación en la selva inundada; sin embargo esta
característica le disminuye la velocidad de nado.
El color del cuerpo varía con la edad. Los recién nacidos y jóvenes
tienen un tinte gris obscuro; en la adolescencia se trasforma en gris claro y
los adultos se tornan rosados, como consecuencia de la abrasión repetida de la
superficie de la piel. Los machos tienden a ser más rosados que las hembras
debido al traumatismo más frecuente por la agresión intraespecífica (entre
individuos de la misma especie).
Hábitat:
El boto es el delfín de río más abundante; tiene un rango amplio de
distribución dentro de su hábitat de agua dulce. Tiene
presencia en seis países de América del Sur: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, en un área que
comprende alrededor de siete millones de km . Habita todo el trayecto del río Amazonas y sus
principales tributarios, incluso afluentes pequeños y lagos aledaños, desde su
desembocadura cerca a Belén, hasta su
origen en los ríos Marañón y Ucayali en Perú.
Sus límites están establecidos por caídas de aguas infranqueables, como las de
los ríos Xingú y Tapajós en Brasil,
y aguas muy poco profundas. Una serie de rápidos y caídas
de agua en el río Madeira han
aislado la población, reconocida como la subespecie I. g. boliviensis,
al sur de la cuenca del Amazonas, en Bolivia.
En un estudio previo llevado a cabo al centro del río Amazonas, se
observó que los delfines se movían solo algunas decenas de kilómetros entre la
temporada de sequía y la época de inundaciones. Sin embargo, a tres de los 160
animales reseñados se les observó a más de 100 km del sitio donde fueron
registrados.
Comportamientos:
El boto tiende a ser solitario y no es frecuente verlo en grupos.
Cuando lo hacen se congregan en asociaciones de hasta cuatro individuos. Lo más
frecuente es observar parejas madre-hijo, pero pueden estar formados por grupos
heterogéneos o por machos exclusivamente.
Reproducción:
Las hembras alcanzan la madurez entre los seis o siete años y una
talla de 1,75 a 1,80 metros. Los machos lo hacen mucho más tarde, cuando
alcanzan aproximadamente dos metros de longitud. La época de reproducción es
estacional y coincide con la temporada seca, cuando el nivel del agua es bajo.
El periodo de gestación se
prolonga durante once meses y la época de nacimientos ocurre durante la temporada
de inundaciones. las crías al nacer pesan 80 kg y la etapa de lactancia se prolonga hasta por un año, con
intervalos de dos a tres años entre cada embarazo.
Antes de
determinar que la especie tenía un marcado dimorfismo sexual, se postuló que
los botos eran monógamos. Posteriormente se demostró que los machos eran más
grandes que las hembras y se les documentó esgrimiendo un comportamiento sexual
muy agresivo en su medio natural y en cautiverio.
En animales
cautivos se ha documentado cortejo y juego previo al apareamiento. Los machos
toman la iniciativa mordisqueando las aletas de la hembra, pero en el caso en
que la hembra no sea receptiva, puede reaccionar agresivamente.
Su
conservación:
Puede decirse que por lo general la especie ha sido protegida y
respetada en el pasado; sin embargo, existen registros del uso de su aceite
como fuente de luz por parte de los colonos portugueses. Los indígenas mura cazaban votos
cerca de Manaos, Brasil;
durante el siglo XIX y
los tikuna y cocama los
capturaban cerca a Leticia, Colombia y el
bajo Ucayali,
respectivamente, por lo menos hasta la década de 1950. También se han
utilizado los productos de ejemplares capturados accidentalmente para fabricar
medicinas y como amuletos de amor. En los mercados de la Amazonia se
comercializan ojos de «boto», pero los análisis moleculares han demostrado que
provienen del delfín costero.
Anexos:
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